El inventor Pedro Monagas sólo tenía 14 años cuando fabricó su primer purificador de aire.
Estudiaba electrónica y lo instaló en casa para aliviar la bronquitis asmática de su padre.
“Funcionaba con un ionizador y dos electrodos.
De vez en cuando, se me chamuscaba … Todavía lo debe conservar mi madre! “, rebobina el doctor en Ingeniería Biomédica e investigador y profesor del Centro de Investigación en Seguridad y Control Alimentario (CRESCA) de la UPC. El último purificador que ha ideado Monagas, en cambio, funciona a la perfección y en estos momentos está en empresas, hospitales y hogares de todo el mundo.
En forma de mochila pequeña y muy fácil de usar, Wellisair es un dispositivo que elimina los contaminantes del aire y las superficies, sin representar ningún peligro para las personas.
Es efectivo contra virus e inofensivo para nosotros.
En uno de los hospitales más saturados de Wuhan, foco original del coronavirus, adquirieron 184 unidades. Wellisair es, concretamente, un oxidante débil que ataca las proteínas estructurales de los patógenos.
En cuestión de segundos, los virus dejan de tener la capacidad de replicarse, alimentarse e infectar.
“Los estás ardiendo con peróxido”, detalla el doctor, que hace 18 años que investiga en este ámbito.
“Es como si tiraras constantemente al aire muchas microgotas de agua oxigenada.
Una metralla “.
Se trata de una reacción en cadena similar a la que se produce al aire libre: “La naturaleza tiene, por excelencia, un efecto de limpieza”. El dispositivo es más efectivo que los purificadores que filtran el aire.
También tiene una gran ventaja respecto a los aparatos que utilizan ozono, que son muy peligrosos.
El invento del doctor Monagas, en cambio, se puede usar en todo tipo de salas y recintos en presencia de personas.
Los cartuchos del aparato contienen destilados cítricos -llimona, naranja, bergamota- o agua oxigenada, y sólo deben cambiarse cada tres meses. El agua oxigenada que usamos en casa contiene una concentración de peróxido de un 3%.
La reacción respecto Wellisair equivale a una microgota que conteine un 0,5%.
Este compuesto está presente, incluso, en algunos líquidos de lentillas.
“Desinfecta cada rincón, cada esquina.
Y, como hace un proceso oxidante, la fruta no se daña “.
